La pérdida de la ciudad Santa marcó la vida de Arnoldo de Montenegro, otrora orgulloso caballero de San Juan de Jerusalén. Se unió a las tropas de Ricardo Corazón de León, colmándose de satisfacción pues tenía la esperanza de participar en la recuperación de la ciudad a cuyo cuidado dedicara su adolescencia y parte de su juventud. No obstante, cuando aquel rey, mandó a sus tropas a diezmar a hombres, mujeres y niños inocentes de la ciudad de Acre, horrorizado, se decidió finalmente por abandonar su lugar en el ejército y partir en la búsqueda de una nueva razón para vivir, aprendiendo y puliendo su arte con la espada a través de su viaje. Tranquilidad para su conciencia y poner su espada al servicio de un justo fin, es todo lo que desea. Recientemente, le llegó la noticia de que guerreros de diversa procedencia se estaban reuniendo en un reino cercano… marchó, con el corazón expectante, en búsqueda de una nueva vida…